Las regiones áridas ocupan el 41,3% de los continentes, 6,5 millones de kilómetros cuadrados donde habitan unos 2.000 millones de personas, de los cuales 650 millones se encuentran entre los más pobres de los pobres. El 40% de estos territorios es aprovechado por pastores nómadas, el 25% por rancheros, el 12% por agricultores de secano y el 2% de regadío. El pastoreo extensivo desempeña un papel fundamental en la absorción del carbono atmosférico, reduciendo la erosión, conservando el agua, favoreciendo la actividad icrobiana y la incorporación de nutrientes, mejorando la estructura del suelo y su productividad. El manejo adecuado de los pastizales, la plantación de arbolado y las correctas prácticas agrícolas pueden fijar del 10 al 20% de las emisiones globales de combustibles fósiles, por lo que la conservación del pastoreo extensivo se plantea como una de las grandes alternativas para el desarrollo sostenible y la adaptación al cambio climático durante las próximas décadas.

 

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